domingo, 29 de mayo de 2011

La psicología de los corruptos.







La corrupción es una lacra social muy extendida en ciertos ámbitos, y en algunas naciones más que otras. Los casos de sobornos a autoridades para, por ejemplo, lograr la concesión de un suculento contrato a una determinada empresa, o la autorización a otra para edificar en lugares donde no se podría, son, por desgracia, noticia común en los medios de comunicación de diversos países casi todos los días.

Los ciudadanos se sienten indignados ante tanta corrupción, y se preguntan cómo es posible semejante nivel de desvergüenza en las estructuras de poder. Algunas causas son bien conocidas, como por ejemplo la ambición desmedida y la falta total de escrúpulos. Pero aún así, cuesta entender por qué hay tanta corrupción en ciertos estamentos. Un nuevo estudio profundiza en la psicología de los corruptos y revela un factor crucial que hasta ahora no se había tenido demasiado en cuenta.

Ese factor a menudo pasado por alto es el colectivismo, es decir el predominio de estructuras organizativas en las cuales se potencia la interdependencia y las responsabilidades compartidas, en detrimento de las responsabilidades individuales.

"El colectivismo puede promover el soborno al diluir la responsabilidad", resume la investigadora Nina Mazar de la Universidad de Toronto, Canadá, quien condujo el estudio con el profesor Pankaj Aggarwal de la misma universidad.

Para comprobar la hipótesis de que el colectivismo permite a los individuos esquivar su moral personal y hacer así negocios de maneras sucias, Mazar y Aggarwal realizaron tanto un estudio a escala internacional como un experimento de laboratorio.

En el estudio internacional, se incluyó a 21 de los países económicamente más influyentes del mundo, con el fin de analizar la correlación entre el colectivismo y el soborno.

Las conclusiones: Cuanto más pobre y colectivista sea la gente de un país, más probabilidades tiene de padecer la lacra de la corrupción. Aún teniendo en cuenta la influencia de la riqueza económica y la de la relajación de normas morales, el colectivismo aparece como el factor más correlacionado con la corrupción.

Para verificar la existencia de relaciones de causa-efecto, y no sólo la de correlaciones, los investigadores realizaron un experimento de laboratorio. En él, 140 alumnos fueron divididos en dos grupos y se les hizo pensar de modo individualista o colectivista, mediante técnicas de manipulación bien comprobadas.

Como se esperaba, los colectivistas se sentían menos responsables de sus actos y eran más propensos al soborno.

Los resultados de este estudio, y los de otros que se hagan en esta misma línea de investigación, deberían servir para diseñar medidas más eficientes de prevenir la corrupción.


Fuente: amazings.com

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