martes, 6 de noviembre de 2012

Científicos quieren desarrollar un propulsor de plasma para viajes por el espacio






Los viajes espaciales y misiones en el espacio siempre han tenido un problema: su costo. Esto es algo que se ha tratado de resolver desde hace mucho tiempo, pero lamentablemente ese aspecto no ha sido demasiado mejorado que digamos.

Un grupo de científicos expertos en el área del plasma se han reunido bajo el nombre de HyperV y tienen la intención de crear un propulsor eléctrico que impulse al vehículo espacial mediante el uso del plasma, lo cual reduciría notablemente el costo de los viajes espaciales.

Usando este tipo de propulsión eléctrica, la masa y el peso de los cohetes se reduciría bastante, lo cual permitiría reducir los gastos en combustible, resultando así en misiones más baratas. Si bien hay otros tipos de sistemas de propulsión eléctrica, HyperV cree que su proyecto será la solución definitiva.

Microsoft reemplazará Windows Live Messenger con Skype






As esí, los chicos de Microsoft están planeando cambiarle algunas cositas a su nuevo Windows 8, y una de estas cosas será quitar a Windows Live Messenger de la línea de inicio, colocando en su lugar al genial Skype.

¿Será este el fin del conocido cliente de chat? Pues no, ya que al parecer Windows Live Messenger será integrado en Skype en los próximos meses, y según se indicó esto será anunciado oficialmente dentro de poco.

Este es el intento más reciente de Microsoft de enlazar sus cuentas con Skype, software que adquirió el año pasado por unos $8500 millones de dólares. Windows Live Messenger, por otro lado, es un cliente mucho más viejo que Skype y data del año 1999 cuando se llamaba MSN Messenger. En su mejor momento, llegó a tener 330 millones de usuarios, pero hoy en día ese número ha bajado considerablemente.

La robustez de una bacteria que genera pepitas de oro a partir de cloruro de oro

"The Great Work of the Metal Lover" en el festival internacional de artes cibernéticas e innovadoras Prix Ars Electronica. (Foto: G.L. Kohuth)





Oro bacteriano de 24 quilates es el producto de una llamativa demostración de las habilidades de cierta bacteria.

Unos investigadores de la Universidad Estatal de Michigan, en Estados Unidos, han descubierto que la capacidad de una bacteria para soportar niveles increíbles de toxicidad es decisiva para su actividad procesando cloruro de oro.

El equipo de Kazem Kashefi y Adam Brown ha comprobado que las bacterias Cupriavidus metallidurans pueden subsistir en un medio con concentraciones enormes de cloruro de oro, un compuesto químico tóxico presente en la naturaleza.

De hecho, las bacterias son al menos 25 veces más resistentes de lo que pensaba hasta ahora la comunidad científica.

Los científicos montaron una especie de "destilería" bacteriana en la que el cloruro de oro es convertido en oro. Brown y Kashefi, imitando el proceso que ellos creen que ocurre en la naturaleza, suministraron a las bacterias cantidades de cloruro de oro más altas que las usadas en experimentos previos.


En aproximadamente una semana, las bacterias procesaron el tóxico cloruro de oro y produjeron una pepita de oro.

Sería demasiado costoso reproducir este experimento a una escala mayor. Por tanto, la "destilería" no tiene, en principio, viabilidad comercial. Ha sido montada como una demostración divulgativa de la extraordinaria actividad de estas bacterias, y también como una obra de arte científico. De hecho, ha sido expuesta como una instalación artística con el título "The Great Work of the Metal Lover" en el prestigioso festival internacional de artes cibernéticas e innovadoras Prix Ars Electronica, de Austria.


El cerebro toma decisiones antes de observar la evidencia







Neurocientíficos españoles y mexicanos aportan pruebas que contradicen la teoría prevalente que explica la actividad de nuestro cerebro cuando tomamos decisiones basadas en la percepción.

Los especialistas encontraron que las decisiones tomadas en contextos de mucha incertidumbre están definidas en gran medida por mecanismos generados internamente en el cerebro. Estos mecanismos representan la estrategia que ha desarrollado el individuo para optimizar el número de decisiones acertadas y, por consiguiente, el beneficio que obtiene a partir de ellas.

El estudio, publicado en la revista PNAS, proporciona además información sobre la dinámica neuronal que revela cómo se forma una decisión. La señal generada internamente activa una población de neuronas pertenecientes a un área cerebral de alto nivel cognitivo, y produce la activación coordinada de grupos de neuronas durante el proceso de decisión.

Estos resultados contradicen la hipótesis actual sobre el mecanismo cerebral que subyace a una decisión, según la cual la llegada de un estímulo sensorial aumenta la actividad neuronal y la decisión se alcanza cuando esta actividad supera cierto umbral. En el contexto de una estimulación débil o incluso ausente, la actividad de las neuronas estaría dada por la actividad cerebral de fondo, es decir, por ruido neuronal. De esta forma, la decisión tendría un comportamiento aleatorio que explicaría por qué el sujeto afirma haber recibido un estímulo aun cuando no haya sido aplicado.

El trabajo publicado es producto de una colaboración entre el grupo de Neurociencia Computacional de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y laboratorios del Instituto de Fisiología Celular y del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Sus resultados afilan un debate fundamental sobre el terreno de las neurociencias: ¿Nuestras decisiones se forman después de que somos conscientes de las evidencias que las fundamentan? 


La toma de decisiones basadas en la percepción se refiere específicamente al acto de escoger entre una serie de alternativas, teniendo como información la evidencia sensorial. Para estudiar cómo se refleja este proceso en la actividad del cerebro se hacen experimentos en los que un sujeto debe decidir si ha recibido o no una débil estimulación sensorial. Dado que la estimulación es débil y el momento en el que se aplica es incierto, la tarea resulta compleja. Desde el punto de vista neurobiológico, el estudio del proceso de decisión se lleva a cabo midiendo la actividad neuronal al mismo tiempo que el sujeto está decidiendo entre dos posibles alternativas.

En los experimentos se utilizó como estimulación sensorial una vibración táctil que era aplicada en uno de los dedos de los sujetos estudiados. Estos debían indicar si habían percibido o no una vibración, y se les recompensaba en los casos en que sus decisiones eran correctas. La dificultad en la toma de la decisión provenía no solo de que la vibración era frecuentemente débil o ausente, sino también de la incertidumbre sobre el momento en la cual se producía.

Fue así como los resultados obtenidos sugirieron que existe una señal generada internamente que predispone al individuo a afirmar categóricamente que ha percibido una vibración, aun cuando esta no haya sido aplicada. Según los autores, las evidencias permiten concluir que no es el ruido neuronal lo que determina la decisión, sino que resulta de inferencias que realiza el cerebro sobre lo que ocurre en el mundo sensorial.