sábado, 26 de enero de 2013

En 2016 veremos prototipos de automóviles que funcionan con aire comprimido







Hacer que un auto se mueva a una buena velocidad usando aire comprimido es algo muy difícil de lograr. Los fabricantes de vehículos le han estado dando vueltas al asunto durante años. Es tan difícil que fabricantes como Peugeot han decidido producir automóviles híbridos en vez de los que usarían aire comprimido. De todas formas, siempre existen los conceptos.

Hybrid Air es un auto conceptual que utiliza un tanque de aire comprimido montado en el tunel de la transmisión central para activar un motor hidráulico.

Al igual que los autos híbridos, los de aire comprimido no serían capaces de ir muy rápido. Aún así, un auto de aire comprimido sería más liviano que uno híbrido, ya que el tanque que se le añade no es tan pesado como las baterías de un automóvil híbrido.

Se espera que en 2016 podamos ver al primer prototipo del Hybrid Air. La espera es de solamente 3 años.

Sanko Air, un nuevo mouse con teclado







¿Alguna vez viste un mouse con teclado incluído? Si no es así, pues entonces aquí estás viendo uno. Como el título indica, se trata del Sanko Air, un dispositivo que combina un teclado y un mouse en uno solo.

El Sanko Air es un periférico que funciona en forma inalámbrica, es decir que no necesitamos conectarlo a nuestra computadora usando ningún cable. Opera con una frecuencia de 2.4GHz, lo cual le permite funcionar en un radio de hasta 10 metros. El Sanko Air incluye una lectora de microSD, cuenta también con un giroscópio, usa una batería de ion de litio de 550mAh y viene además con un receptor USB.

El Sanko Air ya está a la venta por unos $45 dólares.

Hacia los paneles solares delgados y autoadhesivos como pegatinas

Los nuevos paneles solares han sido adheridos a objetos como un teléfono móvil, una tarjeta de visita y una ventana. (Foto: Universidad de Stanford)




Los paneles solares convencionales tienen el problema de ser rígidos. Deben instalarse en superficies también rígidas y necesitan ser afianzados con fuertes mecanismos de sujeción. Esto limita las superficies factibles para acoger paneles solares. Un problema parecido sufren células solares con diseños más avanzados, que, con independencia de su grosor, no se pueden librar de ser fabricadas en un sustrato que las acompañará durante el resto de su vida útil.

Este problema ha movido a muchos científicos a intentar encontrar diseños menos aparatosos para los elementos fotovoltaicos. Lo ideal sería paneles solares flexibles, delgados, eficientes y baratos que, conservando todas sus características fundamentales, pudieran ser despegados de sus respectivas hojas plásticas protectoras y adheridos, como tiritas o pegatinas, a virtualmente cualquier superficie, desde papeles a cristales de ventanas.

El equipo de Xiaolin Zheng y Chi Hwan Lee, de la Universidad de Stanford en California, ha logrado desarrollar paneles solares que se aproximan mucho a los del ejemplo.

A diferencia de las células solares de lámina fina ideadas hasta ahora, las nuevas células solares no requieren ser fabricadas en el substrato portador final. Esa es la diferencia crucial. El nuevo proceso de elaboración ofrece magníficas perspectivas de expandir las aplicaciones prácticas de la energía solar.


Valiéndose del nuevo proceso de fabricación y de posterior instalación, el equipo de investigación ha logrado pegar células solares de película fina a papel, plástico y vidrio, entre otros materiales, de un modo no mucho más complicado que la transferencia a la piel de un tatuaje de quita y pon.

Las pruebas efectuadas demuestran que el nuevo proceso mantiene del todo intactas y plenamente funcionales a las células solares de película fina.

Estos paneles solares transferibles se pueden aplicar a muchas clases de objetos, como cascos de motorista o de otro tipo, teléfonos móviles, ventanas, dispositivos electrónicos portátiles, tejados curvos y hasta ropa.

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Editar el genoma con un alto grado de precisión

La nueva técnica desarrollada en el MIT permite editar el ADN en puntos muy precisos. (Gráfico: Christine Daniloff / iMol)




Un nuevo método para actuar en el genoma permite a los científicos insertar múltiples genes en puntos específicos, así como eliminar genes defectuosos.

Al genoma se le compara a menudo con un texto basado en combinaciones de cuatro letras distintas. Ahora, a esa comparación se le podrá añadir otra, más fascinante si cabe: El genoma puede ser editado con una herramienta comparable a un procesador de textos.

Unos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, el Instituto Broad (dependiente del MIT y la Universidad de Harvard) y la Universidad Rockefeller en la ciudad de Nueva York, todas estas entidades en Estados Unidos, han desarrollado una nueva técnica para modificar con precisión los genomas de células vivas al añadir o eliminar genes.

La tecnología podría brindar una vía fácil de usar y menos costosa para obtener por ingeniería genética organismos que produzcan biocombustibles, diseñar modelos animales para estudiar enfermedades humanas, y desarrollar nuevas terapias, entre otras posibles aplicaciones.

Para crear su nueva técnica de edición de genomas, el equipo de Feng Zhang, del MIT, modificó un conjunto de proteínas bacterianas que normalmente defienden a las bacterias contra virus invasores. Usando este sistema, los científicos pueden alterar varios sitios del genoma simultáneamente y pueden lograr un control mucho mayor sobre dónde se insertan nuevos genes.


El equipo de investigación ha depositado los componentes genéticos necesarios en Addgene, una organización sin ánimo de lucro, poniendo dichos componentes a disposición de otros científicos que quieran usar el sistema. Los investigadores también han creado un sitio web con consejos y herramientas para usar esta nueva técnica.

Entre otras aplicaciones posibles, este sistema podría ser usado para diseñar nuevas terapias contra dolencias como la enfermedad de Huntington, que parece ser causada por un gen anómalo específico.

El sistema también podría ser útil para tratar casos de SIDA, eliminando linfocitos de los pacientes y haciendo mutar al receptor CCR5, a través del cual el virus VIH entra en las células. Después de ser puestas nuevamente dentro del paciente, esas células serían resistentes a la infección.

Este enfoque también podría facilitar el estudio de enfermedades humanas al inducirse mutaciones específicas en células madre humanas. Usando este sistema de edición de genomas, se pueden agregar de manera muy sistemática mutaciones individuales y diferenciar las células madre en, por ejemplo, neuronas o cardiomiocitos y ver cómo las mutaciones alteran la biología de las células.

La Fundación Bill y Melinda Gates, así como otras entidades, aportaron subvenciones para este trabajo de investigación y desarrollo.

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miércoles, 2 de enero de 2013

Firewall, una pantalla touch fuera de lo común






Los diseñadores Mike Allison y Aaron Sherwood le han dado un nuevo significado al concepto de las pantallas touch interactivas. Firewall puede sonar al típico corta fuegos que usa nuestra computadora, pero en este caso se refiere a algo totalmente distinto. Firewall es una pantalla touch interactiva que lleva las cosas a otro nivel. Cuando la tocas o la presionas, la pantalla es capaz de crear un efecto de fuego que seguirá los movimientos de tu mano.

Pero eso no es todo, porque hay música de por medio, y cuanto más presiones la pantalla, más expresiva será la música que podrás oír.

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Hacia la electrónica personal fabricable mediante impresión 3D por el propio usuario

Un ejemplo de cómo puede ser usado el carbomorph. (Foto: Universidad de Warwick)




Ya se trabaja en el desarrollo de nuevos materiales que algún día permitan a la gente imprimir diseños personalizados de dispositivos electrónicos personales, como por ejemplo controladores de videojuegos que se ajusten perfectamente a la forma de sus manos.

Los científicos envueltos en este sugerente proyecto, de la Universidad de Warwick en el Reino Unido, han creado un material compuesto sencillo y barato que, configurado adecuadamente tiene capacidad para conducir electricidad por las vías necesarias y que se puede utilizar para producir dispositivos electrónicos usando la última generación de impresoras 3D de bajo costo diseñadas para ser usadas en pequeños talleres y hasta en casa por aficionados al bricolaje y a la decoración.

El material, llamado "carbomorph", permite a los usuarios definir sensores y trazados eléctricos como parte de una estructura 3D impresa, permitiendo, por ejemplo, que la impresora cree zonas sensibles al tacto que luego puedan ser conectadas a una placa de circuitos electrónicos sencilla.

Hasta ahora, el equipo ha utilizado el material para imprimir objetos con sensores de flexión incorporados, o con botones sensibles al tacto como los de los controladores de videojuegos, o un recipiente para líquidos que puede decir verbalmente cuán lleno está (algo útil para por ejemplo personas invidentes que están llenándose un vaso con una bebida).


El próximo paso en esta línea de investigación seguida por el equipo de Simon Leigh es trabajar en la impresión de estructuras y componentes electrónicos mucho más complejos, incluyendo los cables necesarios para conectar los dispositivos a ordenadores.

A corto plazo, es previsible, tal como piensa Leigh, que esta tecnología tenga un impacto importante en sectores como el de la educación, permitiendo que la próxima generación de jóvenes ingenieros pueda obtener experiencia práctica en el uso de tecnología avanzada de fabricación para diseñar dispositivos bastante sofisticados en la propia aula.

A largo plazo, esta tecnología podría revolucionar el modo en que muchos enseres se fabrican, al permitir crear productos mucho más personalizados, y también haría posible reciclar en casa con facilidad mucha de la basura electrónica, reconvirtiéndola en nuevos dispositivos.

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El punto del rostro donde dirigimos la primera mirada para identificar a una persona

En los experimentos, la gente tendía más a lanzar su primera mirada justo bajo los ojos, como se muestra en la imagen derecha, que directamente a estos como en la imagen izquierda. (Imagen: UCSB)




Mirar a los ojos es habitual al observar una cara, pero, en contra de lo que podría suponerse, no es el punto del rostro donde primero suele incidir la mirada del observador, ni tampoco el que ofrece el mejor encuadre para una evaluación rápida de la persona observada.

La investigación efectuada por el equipo de Miguel Eckstein y Matt Peterson, ambos de la Universidad de California en Santa Bárbara, indica que el mejor lugar para el examen rápido de un rostro es justo bajo los ojos.

Usando un sistema de seguimiento de los ojos y más de 100 fotos de rostros, Eckstein y Peterson determinaron hacia dónde miraban los participantes del experimento en el instante crucial en que identificaban la identidad, género, y estado emocional de una persona.

El primer sitio hacia donde miró la mayoría de la gente es algún lugar en el medio del rostro, justo bajo los ojos.

El motivo no está claro.

Peterson y Eckstein creen que, a pesar de que el vistazo siempre es muy breve (250 milisegundos), y de que el punto al que se mira no tiene rasgos distintivos a diferencia de otros puntos, el cerebro en realidad emplea cálculos sofisticados para planificar un movimiento del ojo que asegura el grado más alto de precisión en tareas que son evolutivamente importantes para predecir los actos potenciales de la persona que tenemos delante y nuestra reacción. Y además, esta estrategia se aplica sin que normalmente seamos conscientes de estar utilizándola.


Usando un tipo de algoritmo sofisticado, que reproduce el nivel de detalle espacial variable del procesamiento humano a través del campo visual e integra toda la información para tomar decisiones, Peterson y Eckstein pudieron predecir cuál sería el mejor lugar en el rostro donde posar la mirada a fin de reconocer la identidad de una persona, distinguir su género y captar su estado emocional aparente.

Al menos para estos tres parámetros, el lugar óptimo para mirar es bajo los ojos, porque permite obtener información de tantas características del rostro como sea posible.

El estudio muestra que esta estrategia es común, pero no necesariamente universal. El laboratorio de Eckstein está estudiando actualmente un pequeño subconjunto de personas que no miran justo bajo los ojos para identificar a una persona. Otros investigadores han mostrado que las personas del este de Asia, por ejemplo, tienden a mirar hacia un punto un poco más abajo en el rostro al identificar la cara de una persona.

Los resultados de la investigación realizada por Peterson y Eckstein pueden ser útiles para profundizar en enfermedades como la esquizofrenia y el autismo, las cuales están asociadas con patrones de mirada poco comunes, o la prosopagnosia, que es la incapacidad de reconocer a alguien por su rostro aunque se conviva con esa persona.