sábado, 30 de julio de 2011

Recuperar la memoria perdida



Una investigación estadounidense, publicada en Nature, demuestra en macacos que la pérdida de funciones del cerebro al envejecer es reversible. El estudio examina por primera vez los cambios relacionados con la edad en la actividad de las neuronas en el cortex prefrontal.

Según investigadores de la Universidad de Yale (EE UU), las redes neuronales en los cerebros de media edad o de ancianos tienen conexiones más débiles y menos robustez que los más jóvenes. Pero esta situación no es definitiva.

“Los déficits cognitivos relacionados con la edad pueden tener un serio impacto porque la gente a menudo necesita mayores funciones cognitivas para satisfacer necesidades básicas, como pagar facturas. Estas habilidades son críticas para vivir de forma independiente a medida que envejecemos”, asegura Amy Arnsten, autora principal del estudio que se publica en Nature, e investigadora en el Instituto Kavli de Neurociencias de la Universidad de Yale.

Al envejecer, las personas tienden a olvidar con más frecuencia, además de distraerse con mayor facilidad y tener problemas a la hora de ejecutar ciertas funciones. Hasta ahora no se conocía la base celular para estas dificultades cognitivas. El nuevo estudio examina por primera vez los cambios relacionados con la edad en la actividad de las neuronas en el cortex prefrontal, el área del cerebro responsable de las mayores funciones cognitivas y ejecutivas.

Las redes de neuronas en el cortex prefrontal generan impulsos constantes para mantener la información, incluso ante la ausencia de indicaciones en el entorno. Este proceso, esencial para funciones como la organización y la multitarea, permite recordar la información, como por ejemplo dónde se dejaron las llaves del coche.

Para analizar los impulsos de las neuronas en el cortex prefrontal, el equipo de investigación estudió cómo los macacos (Macaca mulatta) jóvenes, de media edad y ancianos hacen trabajar la memoria.

En los animales más jóvenes, las neuronas del cortex prefrontal fueron capaces de mantener los impulsos a un alto nivel durante el proceso, mientras que las neuronas de los animales más viejos no fueron tan rápidas. Sin embargo, ajustando el entorno neuroquímico alrededor de sus neuronas, los investigadores pudieron restaurar las velocidades de los impulsos neuronales de los ancianos hasta niveles más jóvenes.

“El cortex prefrontal envejecido acumula niveles excesivos de una molécula que debilita los impulsos neuronales. Al bloquear o inhibir esta molécula, es posible restaurar patrones más juveniles en las neuronas envejecidas”, señala Arnsten.

Los investigadores ya están probando en personas mayores que no tienen la enfermedad de Alzheimer u otras demencias un fármaco que trata la hipertensión en adultos y los déficits prefrontales en niños y que mejoraría los impulsos neuronales.

Fuente: noticiasdelaciencia.com

El miedo y los recuerdos

El mecanismo neuronal que hace que los recuerdos asociados al miedo sean tan persistentes

En verde, neuronas recién nacidas

Es bien sabido que el miedo y otras experiencias emocionalmente intensas conducen a recuerdos muy robustos. Recordamos los hechos de esa clase mucho más vívidamente que las experiencias cotidianas, y los neurólogos saben desde hace bastante tiempo que las conexiones entre la amígdala y el hipocampo ayudan a codificar esta información emocional.
Recientemente, el equipo de Daniela Kaufer de la Universidad de California en Berkeley, ha descubierto que el centro emocional del cerebro, la amígdala, induce al hipocampo a producir nuevas neuronas.
En una situación atemorizante, estas nuevas neuronas son activadas por la amígdala y pueden proporcionar un "papel en blanco" en el que los recuerdos de nuevas experiencias de este tipo pueden ser escritos con gran firmeza.
En términos evolutivos, esto significa que las nuevas neuronas probablemente nos ayudarán a recordar, por ejemplo, al león que casi nos mata.
La nueva investigación muestra que la amígdala estimula al hipocampo para producir nuevas neuronas de una única población de células madre neuronales.
Este mecanismo proporciona nuevas células que se activan en respuesta a la entrada de impulsos intensos asociados al miedo.
El hallazgo tendrá repercusiones para el tratamiento del trastorno por estrés postraumático y otros problemas causados por una regulación defectuosa de la memoria emocional.

Fuente: noticiasdelaciencia.com